jueves, 12 de septiembre de 2013

De cómo lidiar con alguien que no aguantas en la oficina





Desde los que se quejan de todo y de todos, los que huelen, los ruidosos, los chismosos, los fastidiosos o simplemente los flojos: todos tenemos un colega en la oficina que no soportamos. 

Lo peor de todo es que, esto afecta en mi actitud y en mi desempeño. He escuchado de personas que han renunciado antes de seguir sufriendo con estas personas. Entonces, ¿cómo es que puedo trabajar fervorosamente si a cada momento estoy pensando en morderme la lengua y no decirle lo que pienso?
Si te puedes identificar con el caso, no estás solo. Es más que común. De hecho, de acuerdo con Robert Sutton, siempre me voy a encontrar con esta situación en el trabajo, en la familia, vecinos. Normalmente, puedo no involucrarme demasiado con aquellas personas que no soporto: no hacerles caso y ya. Sin embargo, en el trabajo es más complicado, no? No puedo simplemente decidir que alguien me cae mal y que no quiero trabajar más con él/ella, es trabajo y no se va a hacer solo.
Por lo tanto, tengo aquí unos consejos que podrían ayudarte
1.      Maneja la situación y no dejes que la situación te maneje
No debo pensar siempre en cómo es que esta persona que pusieron a trabajar conmigo para hacerme sufrir actúa, habla, piensa. No. Al contrario, debo ocuparme de cómo estoy reaccionando yo ante la situación. De ahí es que puedo reconocer cuál es mi reacción ante la situación y manejarla. Debo encontrar un método para relajarme (uno real, y no contar hasta diez) y así aumentar mi manejo de estrés que me causa la persona.
2.      “¿y a ti te cae muy bien Mónica o normal?”
Por más difícil que sea aguantarme la necesidad de que alguien confirme mis sospechas acerca de  qué tan horrible es trabajar con “Mónica”, no debo de buscar a alguien para quejarme de esa persona en la oficina misma. Esto me puede afectar más a  mí que a ella: los demás pueden pensar que no soy tan profesional o que hablo mal de todos. Si es que de verdad necesito “salir de ese clóset” y contarle a alguien qué terrible compañero tengo, lo mejor es hacerlo con alguien fuera de la oficina.  
3.      No eres tú… soy yo
Aunque lo haya escuchado muchas veces, esta vez puede que sea verdad. Sí soy yo. No es la persona en sí la que te está haciendo la vida una telenovela (de las de antes), si no que eres tú. Sí, tú mismo. Si lo piensas esa tal “Mónica” no está sufriendo, no siente su pulso subir, no está mordiéndosela lengua, no se estresa por trabajar contigo, no llega a su casa y se queja de ti (bueno, eso quien sabe). Todo esto que acabo de decirte, lo hago yo mismo, a mí mismo. Entonces, debo empezar a analizar ¿porqué me molesta?¿le tengo envidia?... Incluso ¿a quién me recuerda esta persona? ¿Por qué le doy a esta persona tanto poder en mí?
De hecho, en un estudio realizado para determinar qué tipo de trabajador eres, se realizó por medio de un cuestionario preguntando “imagínate al peor compañero de trabajo que has tenido que soportar: ¿Qué es lo peor que hizo tu compañero? ¿Qué hiciste tú?”. El hecho es que, el estudio asume que mi compañero de trabajo es horriblemente igual al tuyo. Todos tenemos uno. La diferencia radica en cómo te manejas ante esta situación y de cómo reaccionas ante el estrés.   
 
Libro recomendado
The No Asshole Rule: Building a Civilized Workplace and Surviving One That Isn't
-Robert I. Sutton

No hay comentarios:

Publicar un comentario