Desde los que se quejan de todo y de todos, los que huelen, los ruidosos, los chismosos, los fastidiosos o simplemente los flojos: todos tenemos un colega en la oficina que no soportamos.
Lo peor de todo es que, esto afecta en mi actitud y en mi
desempeño. He escuchado de personas que han renunciado antes de seguir sufriendo con estas personas. Entonces,
¿cómo es que puedo trabajar fervorosamente
si a cada momento estoy pensando en morderme la lengua y no decirle lo que
pienso?
Si te puedes identificar con el caso,
no estás solo. Es más que común. De hecho, de acuerdo con Robert Sutton, siempre
me voy a encontrar con esta situación en el trabajo, en la familia, vecinos. Normalmente,
puedo no involucrarme demasiado con aquellas personas que no soporto: no hacerles
caso y ya. Sin embargo, en el trabajo es más complicado, no? No puedo simplemente
decidir que alguien me cae mal y que no quiero trabajar más con él/ella, es
trabajo y no se va a hacer solo.
Por lo tanto, tengo aquí unos
consejos que podrían ayudarte
1. Maneja la situación y no dejes que la situación te maneje
No debo pensar siempre en cómo es que
esta persona que pusieron a trabajar conmigo para hacerme sufrir actúa, habla,
piensa. No. Al contrario, debo ocuparme de cómo estoy reaccionando yo ante la
situación. De ahí es que puedo reconocer cuál es mi reacción ante la situación
y manejarla. Debo encontrar un método para relajarme (uno real, y no contar
hasta diez) y así aumentar mi manejo de estrés que me causa la persona.
2. “¿y a ti te cae muy bien Mónica o
normal?”
Por más difícil que sea aguantarme la
necesidad de que alguien confirme mis sospechas acerca de qué tan horrible es trabajar con “Mónica”, no
debo de buscar a alguien para quejarme de esa persona en la oficina misma. Esto
me puede afectar más a mí que a ella:
los demás pueden pensar que no soy tan profesional o que hablo mal de todos. Si
es que de verdad necesito “salir de ese clóset” y contarle a alguien qué
terrible compañero tengo, lo mejor es hacerlo con alguien fuera de la oficina.
3. No eres tú… soy yo
Aunque lo haya escuchado muchas
veces, esta vez puede que sea verdad. Sí soy yo. No es la persona en sí la que
te está haciendo la vida una telenovela (de las de antes), si no que eres tú.
Sí, tú mismo. Si lo piensas esa tal “Mónica” no está sufriendo, no siente su pulso subir, no está
mordiéndosela lengua, no se estresa por trabajar contigo, no llega a su casa y
se queja de ti (bueno, eso quien sabe). Todo esto que acabo de decirte, lo
hago yo mismo, a mí mismo. Entonces, debo empezar a analizar ¿porqué me molesta?¿le tengo envidia?... Incluso
¿a quién me recuerda esta persona? ¿Por qué le doy a esta persona tanto poder en mí?
De hecho, en un estudio realizado
para determinar qué tipo de trabajador eres, se realizó por medio de un cuestionario
preguntando “imagínate al peor compañero de trabajo que has tenido que
soportar: ¿Qué es lo peor que hizo tu compañero? ¿Qué hiciste tú?”. El hecho es
que, el estudio asume que mi compañero de trabajo es horriblemente igual al
tuyo. Todos tenemos uno. La diferencia radica en cómo te manejas ante esta
situación y de cómo reaccionas ante el estrés.
Libro
recomendado
The No Asshole Rule: Building a
Civilized Workplace and Surviving One That Isn't
-Robert I. Sutton
Visita www.aseyca.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario